Lección de ciudadanía
Aparte del motivo que haya actuado como la gota que ha
colmado el vaso para los turcos, ese pueblo ha salido a la calle dándonos una
lección a todos.
Me ha impactado una foto del puente de Bósforo, esa marea de
gente que cruzaba al otro lado para manifestarse. Ya no se trata de esos
árboles que querían arrancar o de la condena a la construcción de otro centro
comercial, en esa imagen hay algo más.
Si yo fuese gobernante, temería a esa marea, temería
ahogarme entre sus protestas. Vería ese mar humano como un tsunami gigante que
va a por mí, a por mis decisiones, que me cuestiona y ha decidido echarme del
cargo arrastrándome como agua sucia, intentando borrar todo rastro de mi
incompetencia y de mis decisiones equivocadas.
Los políticos usan los votos –aquellos que se pliegan a la
democracia- como un cheque en blanco. Mienten para conseguirlos y no pasa nada
si no cumplen sus promesas. Si cualquiera de nosotros no cumplimos en nuestros
trabajos sería motivo de despido pero no pasa eso con la clase política.
Esa marea de gente que pelea cada día en Turquía, esas
personas que han perdido la vida en las luchas con la policía, están hartas.
Esos sucesos son un inmenso: “Basta Ya”, basta ya de creerse los amos del
sistema, de utilizar la política en beneficio propio, basta ya de este sistema
que cuenta monedas y no personas, basta ya de abusos y de jugar al Monopoly usando a los ciudadanos como
fichas y los recursos públicos como dinero de juguete.
La primavera árabe de 2010, el movimiento Occupy, el 15M… son rayos de esperanza, una señal de que,
ineludiblemente, algo se mueve. Los movimientos sociales no saben de fronteras,
generan ruido, revueltas en la calle, heridos, incluso muertos… pero para los
ciudadanos son una esperanza. Y para la
clase política que no actúa desde la conciencia y el deseo del bien común,
debería ser un aviso de que el pueblo sigue siendo soberano, de que no siempre está
anestesiado, de que está dispuesto a salir a la calle y paralizar un país.
A los turcos que han llenado las calles estos días y que han
movilizado las redes sociales, gracias por la sacudida.
En efecto, algo se está moviendo en la ciudadanía de todo el mundo, de todos los países. Si yo fuese político (Dios nos libre de semejante despropósito) intentaría tomar buena nota de estas reivindicaciones y manifestaciones ciudadanas, en vez de seguir gobernando para mí mismo o para mis amigos.
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