Ediciones Maeva, 2017. No soy una gran lectora de novela gráfica. Aunque pueda parecer contradictorio por su tamaño y sus ilustraciones, me dan una pereza infinita. Se diría que con tanto dibujo la lectura debería resultarme amena y relajada. Sin embargo, yo me apuro, me dan las prisas y no puedo evitar saltarme los textos e ir mirando las viñetas, en un intento bastante ridículo por descubrir, lo antes posible, cómo sigue la historia. Un desastre. La tarde invitaba, diciembre, frío, mucho frío y algo de lluvia. Paseando por calles empedradas, llego a una librería perdida en medio de recovecos y gente. En realidad, la que estaba perdida era yo, pero mis sabios pasos me llevaron hacia ese lugar mágico. Me encantan las librerías con sillones, es un extra de mil puntos, por lo menos, un detalle que marca la diferencia. Y allí llegué, segunda planta, un edificio estrecho y escondido entre tiendas y restaurantes en una ciudad con miles de visitantes durante un puente vacac
Me parece buen título. Lo que hoy es realidad antaño fue utopía, causa perdida que finalmente se ganó. El problema ahora es que estamos perdiendo causas que creíamos ganadas. Por eso el nombre es válido, porque hay que recuperar causas que teníamos y se han perdido. saludos.
ResponderEliminarEmilio González Déniz (amigo de Rubén benítez Florido)
Gracias. Sí, yo también creo que hay causas que costaron mucho ganar y que se están perdiendo. Aunque no estoy muy segura de que seamos conscientes del todo de lo que significan estas pérdidas, no hasta que por una circunstancia personal nos veamos en una situación que nos plante delante de la pérdida. De otra manera no se explica que aún mantengamos la calma. Demasiada calma para tanto robo. A ver si no nos falla la memoria, aunque como pueblo somos muy desmemoriados, y evitamos que algunas causas lleguen a olvidarse, más allá de que nos toquen más cerca o más lejos. Saludos.
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