Ediciones Maeva, 2017. No soy una gran lectora de novela gráfica. Aunque pueda parecer contradictorio por su tamaño y sus ilustraciones, me dan una pereza infinita. Se diría que con tanto dibujo la lectura debería resultarme amena y relajada. Sin embargo, yo me apuro, me dan las prisas y no puedo evitar saltarme los textos e ir mirando las viñetas, en un intento bastante ridículo por descubrir, lo antes posible, cómo sigue la historia. Un desastre. La tarde invitaba, diciembre, frío, mucho frío y algo de lluvia. Paseando por calles empedradas, llego a una librería perdida en medio de recovecos y gente. En realidad, la que estaba perdida era yo, pero mis sabios pasos me llevaron hacia ese lugar mágico. Me encantan las librerías con sillones, es un extra de mil puntos, por lo menos, un detalle que marca la diferencia. Y allí llegué, segunda planta, un edificio estrecho y escondido entre tiendas y restaurantes en una ciudad con miles de visitantes durante un puente vacac
La cultura no hace a la gente. La gente hace la cultura. Si es verdad que no forma parte de nuestra cultura el hecho de que las mujeres sean seres humanos de pleno derecho, entonces podemos y debemos cambiar nuestra cultura. Todos deberíamos ser feministas, Chimamanda Ngozi Adichie
Anoche no podía dormir, en mi cabeza me zumbaban conversaciones imaginarias que, posiblemente, nunca tendrán lugar. Yo me iba inquietando cada vez más hasta que me repetía: hilos de colores. Como un mantra, el ruido mental se calmaba, me desactivaba la angustia y me sentía flotar entre madejas y ovillos. Pensaba en los maravillosos hilos de colores: en sus grosores, sus brillos, sus texturas, en lo que podía hacer con ellos… movía mis brazos como si estuviese bordando y entraba en una atmósfera de paz y serenidad, algo me conectaba con otro tiempo, con otro espacio, con otras almas. Visualizaba las telas en mi cabeza: sus dibujos, su tacto, el recorrido de la trama y las líneas de los bordes, me las imaginaba en mil trabajos distintos… y me calmaba. ¿Vale la pena tener esas conversaciones con nadie durante la noche? Claro que no. ¿Se pueden evitar? No, salvo que uses el mantra: “hilos de colores”. No parece que nada malo pueda ocurrir si estás rodeada de hilos de colores.
Me gusta mucho Eli, y me hace pensar que, bueno, quizás la nada es también el todo.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Antonio Lino.
Gracias amigo poeta. La línea entre la nada y el todo es tan estrecha como la que separa la noche y el día al ponerse el sol.
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