Una escritora que llena sus libros de la vida misma
Cristina Cerezales Laforet
transmite paz, calma y la satisfacción de haber llegado a ese momento en su
vida, dice ella que programado, en el que disfruta con serenidad de su
escritura y de la vida misma. Así están concebidas sus obras: vivas, vividas,
cargadas de experiencias, de dudas, de búsquedas.
Primero fue pintora y luego escritora, pero en
sus páginas el arte está tan presente que, aunque haya cambiado de lenguaje, la
artista sigue ahí. Colores, naturaleza y un aura inefable que, sin embargo,
ella consigue poner en palabras; son elementos comunes en sus novelas y
cuentos.
En su apuesta más arriesgada, Música Blanca, reeditado en Austral este
mismo año, nos habla de su madre, Carmen Laforet, y de la maravillosa
comunicación que tuvieron ambas en sus últimos años de vida. Nos cuenta la
autora:
Nunca releo
mis libros pero este sí porque cuando lo leo me encuentro con ella, con mi
versión de ella. Entiendo que hay muchísimas versiones de mi madre y no
pretendo dar la versión total, pero sí la de una de las partes que yo atesoré
de ella y la comunicación tan especial que tuvimos al final de su vida.
Un encuentro con esta autora es
asegurarse un rato de grata conversación donde los libros y el arte están muy
presentes. Pero no me refiero a libros de una elegante estantería, llenos de
polvo por la falta de uso, ni a cuadros de la pared de un museo. Me refiero a
un arte vivo, lleno de sabiduría vital, a la magia que encontramos en el día a día, a la fuerza creativa de un amanecer.
Les invito a acercarse a la
escritora madrileña con esta entrevista que tuvo la generosidad de concedernos
en su casa de Madrid.
Cristina Cerezales Laforet, entrevista publicada en Viaje a Ítaca
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