Ir al contenido principal

Espacio en el que no estás


Hay momentos en los que sólo existes, sin más. No hay planes ni proyectos, ni siquiera espera. Hay instantes en los que dejas pasar cada minuto sin preguntarte nada, sin  sorpresa. Minutos en los que te llama la atención sentirte tan fuera de lugar y en los que  todo te parece extraño y tú, una exiliada de la comprensión, perdida en medio de la nada absoluta. No hay ganas, ni deseo, ni curiosidad. Sí hay asombro, perplejidad y cierto desánimo. Espacio gris carente de significado. Ahí, justo ahí, estás tú, desconcertada por reacciones, extrañada por comportamientos, aplastada por los movimientos ajenos que se suceden con tal rapidez que te sacan del planeta tierra. Extraterrestre desubicada, bicho raro desajustado. Cálido espacio entonces el del olvido.



Maravillosa escultura de Muñoz Bautista,

Comentarios

  1. Donde habite el olvido,
    En los vastos jardines sin aurora;
    Donde yo sólo sea
    Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
    Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. (Luis Cernuda)

    ResponderEliminar
  2. Quién no se ha sentido así en algún momento...que palabras tan bien orquestadas para describir ese estado del alma.
    Un beso y gracias!!!
    Maribel

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los textos adquieren sentido cuando otros se ven en ellos. !-) Saludos y gracias por pasarte por aquí.

      Eliminar
  3. Un texto precioso. Como cosa curiosa y con ánimo jocoso comento que hasta el «cierto desánimo» pareces haber descrito el nirvana al que muchos aspiran. También muy bonita la escultura, en la medida en que se puede apreciar a través de una fotografía.

    ResponderEliminar
  4. Preciosos esos minutos y precioso el texto!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Me estoy haciendo mayor

(Hoy me apetece recuperar este texto que escribí hace unos años, porque el paso del tiempo se me sigue antojando confuso y extraño. Hoy, como ayer, sufro de perplejidad respecto al reloj vital y me asombra que el mundo no se pare por ello.Otra causa no invisible, pero sí con la que sufrimos de ceguera ¿voluntaria?)   Cuando vas de compras y los tacones te parecen demasiado altos y la letra de los libros demasiado pequeña, no hay duda, te estás haciendo mayor. En nuestra sociedad mantenemos una lucha infructuosa   y constante contra el paso del tiempo que afecta, especialmente, a las mujeres. Resulta perverso el uso de los programas informáticos que modifican el cuerpo de las modelos y la manera en la que nos bombardean con imágenes completamente irreales y tallas imposibles de alcanzar. La vida pasa a convertirse en un lugar cómodo y cálido  solo cuando comprendes que vives una evolución en horizontal donde tú eres tu único reto; lo más parecido a quitarte lo...

Soy de mentira

Hay días en los que al levantarte de la cama, sientes que pones tus pies sobre gelatina. Todo es inestable,   inseguro, difuso. La realidad se vuelve viscosa, de líneas poco firmes y tú, que aún eres de verdad, te peleas en un   mundo de realidades intangibles. Quizá se sintiese así Sancho cuando acompañaba a don Quijote en algunas de sus aventuras, pero yo   no tengo caballero   loco que me convenza del ataque de los gigantes. Hoy estaría bien dejar la cordura a un lado pero me atrapa y miro mis brazos y no son de verdad y miro mi rostro en el espejo y no es de verdad. No estoy en mi cuerpo pero  soy de verdad. Todo lo demás es mentira. A pesar de sentirme como un pez que se pelea por vivir con normalidad fuera de su tanque de agua, elijo seguir. Me dirijo a mi ducha de mentira, me enjabono este cuerpo ajeno   con lentitud, intentando encontrarme en los pliegues, las curvas, los huecos pero no, no estoy.   Trato con mimo este espacio en el qu...

Aquelarre en la Feria

   Imagen de  Colleen ODell  en  Pixabay Pocas alegrías comparables a ir encontrándote con un montón de viejas conocidas cuando te regalas unos días de paseo. Con Carmiña (Carmen Martín Gaite) había quedado, no fue una sorpresa, pero sí un grato reencuentro. Sin embargo, ni con doña Emilia ni con mi adoradísima Carmen pensaba verme en esos días. ¡Qué felicidad infinita cuando se producen esas coincidencias!  Carmen llegó en forma de libreto teatral, un hallazgo inesperado. Completamente desconocedora de su existencia no pude más que emocionarme y agarrarla entre mis brazos para que no se escapara. Sí que me perdí la función, imposible encontrar entradas, pero no sabía que se había publicado el libreto. Y claro, fue el resultado de acercarte a una de esas casetas que, por el nombre que corona su espacio, no atrae a nadie: Ministerio de Cultura . Allí estaba Carmen (Laforet) y el libreto de la adaptación teatral de Nada del dramaturgo Joan Vago.  Lo de d...