Cristina Cerezales Laforet transmite paz, calma y la satisfacción de haber llegado a ese momento en su vida, dice ella que programado, en el que disfruta con serenidad de su escritura y de la vida misma. Así están concebidas sus obras: vivas, vividas, cargadas de experiencias, de dudas, de búsquedas. Primero fue pintora y luego escritora, pero en sus páginas el arte está tan presente que, aunque haya cambiado de lenguaje, la artista sigue ahí. Colores, naturaleza y un aura inefable que, sin embargo, ella consigue poner en palabras; son elementos comunes en sus novelas y cuentos. En su apuesta más arriesgada, Música Blanca , reeditado en Austral este mismo año, nos habla de su madre, Carmen Laforet, y de la maravillosa comunicación que tuvieron ambas en sus últimos años de vida. Nos cuenta la autora: Nunca releo mis libros pero este sí porque cuando lo leo me encuentro con ella, con mi versión de ella. Entiendo que hay muchísimas v...