Ir al contenido principal

La mejor versión de una misma


No sé bien qué significa eso de ser la mejor versión de una misma. ¿Acaso podemos elegir ser la peor versión? Tal vez tenga algo que ver con lo que mi amiga Gloria llama "estar en tu centro" y yo entiendo mejor como "estar sintonizada", como si fuéramos una emisora de radio de la que solo puedes disfrutar cuando el sonido es limpio y la voz del otro lado aparece nítida y cercana, y no interrumpida por esos ruidos molestos que distorsionan, colándose de otras emisoras.

Sea como sea, tengo la sensación de que una de las ocasiones en las que me acerco más a la posibilidad de mostrar la mejor versión de mi misma es, indudablemente, cuando cambio de espacio, cuando viajo, cuando me muevo, cuando cambio de ritmo. Da igual que sea cerca o lejos -no soy Willy Fog, ni ganas, me puede la pereza y la cuenta corriente-, la cuestión es cambiar.

Crear una nueva rutina, aunque sea por unos pocos días, me sacude, me da perspectiva, me ayuda a fluir. En ese momento, el lento avance sobre el papel en blanco ya no me parece tan cansino y me da por pensar que sí, que el proyecto en el que estoy trabajando en ese instante, saldrá adelante, tomará una forma definitiva... y de no ser así, tampoco pasa nada. El avance de la humanidad no se verá alterado por mi tremenda dificultad para llevar a cabo las miles de ideas que  pululan por mi cabeza.

Me inunda una felicidad infantil que me regocija y doy largos paseos mirando con aatención las caras desconocidas con las que me cruzo. Justo en ese instante en el que me emborracho de un paisaje distinto y de rostros ajenos que no volveré a ver nunca, curiosamente en ese instante, ese lugar se convierte en parte de mi universo personal, en nuevas instantáneas de ese álbum de imágenes y sensaciones que no se pueden captar con la cámara del móvil.

Viajar, salir de unx mismx es, posiblemente, una de las recetas más efectivas contra la desidia, la queja y el afán de llevarnos la contraria viviendo una vida que no es la nuestra, negándonos a escuchar qué es lo que realmente deseamos y a qué le tenemos miedo. Tal vez sea la mejor manera de ser la mejor versión de nosotrxs mismxs.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Me estoy haciendo mayor

(Hoy me apetece recuperar este texto que escribí hace unos años, porque el paso del tiempo se me sigue antojando confuso y extraño. Hoy, como ayer, sufro de perplejidad respecto al reloj vital y me asombra que el mundo no se pare por ello.Otra causa no invisible, pero sí con la que sufrimos de ceguera ¿voluntaria?)   Cuando vas de compras y los tacones te parecen demasiado altos y la letra de los libros demasiado pequeña, no hay duda, te estás haciendo mayor. En nuestra sociedad mantenemos una lucha infructuosa   y constante contra el paso del tiempo que afecta, especialmente, a las mujeres. Resulta perverso el uso de los programas informáticos que modifican el cuerpo de las modelos y la manera en la que nos bombardean con imágenes completamente irreales y tallas imposibles de alcanzar. La vida pasa a convertirse en un lugar cómodo y cálido  solo cuando comprendes que vives una evolución en horizontal donde tú eres tu único reto; lo más parecido a quitarte lo...

De olvidadas a invisibles

Foto ArtSpark Pixabay ( null ) El nombre de mi blog hasta ahora, Causas Olvidadas , me hacía pensar en un resquicio de esperanza, un lugar de calma, en una posibilidad de traer lo que fuese al presente transitando el camino de la memoria.  Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que no siempre se trata de recordar, sino de llevar a la luz, de mostrar, de visibilizar. Mucho tiene que ver con los recorridos vitales, y es innegable que, al andar de los días, nos vamos desdibujando, nos perdemos en no sabemos qué ni sabemos cómo, pero ocurre.  A ojos de otros cruzamos el umbral de la transparencia, nos hacemos invisibles y quedamos perdidas sin comprender bien qué sucede ni cómo interpretar ese momento, y mucho menos, cómo avanzar.  Foto pixabay Filisofik Si eres de las personas a las que les gusta guardar y rodearse de sus tesoros, y ahora mismo te vas a la estantería y revisas los títulos, miras la ropa de tu armario, los discos que compraste... todo, absolutamente to...

Soy de mentira

Hay días en los que al levantarte de la cama, sientes que pones tus pies sobre gelatina. Todo es inestable,   inseguro, difuso. La realidad se vuelve viscosa, de líneas poco firmes y tú, que aún eres de verdad, te peleas en un   mundo de realidades intangibles. Quizá se sintiese así Sancho cuando acompañaba a don Quijote en algunas de sus aventuras, pero yo   no tengo caballero   loco que me convenza del ataque de los gigantes. Hoy estaría bien dejar la cordura a un lado pero me atrapa y miro mis brazos y no son de verdad y miro mi rostro en el espejo y no es de verdad. No estoy en mi cuerpo pero  soy de verdad. Todo lo demás es mentira. A pesar de sentirme como un pez que se pelea por vivir con normalidad fuera de su tanque de agua, elijo seguir. Me dirijo a mi ducha de mentira, me enjabono este cuerpo ajeno   con lentitud, intentando encontrarme en los pliegues, las curvas, los huecos pero no, no estoy.   Trato con mimo este espacio en el qu...