Ir al contenido principal

El silencio del cuerpo



Si abro la ventana y miro arriba, puedo ver un trocito de cielo. Suficiente para no sentirme encerrada.
Me gusta estar aquí, en medio de un silencio gris, amable, limpio solo en pequeños destellos. Mi cuerpo manda y él no quiere moverse.

Necesita estar quieto, no enfrentarse con él mismo, no generar dolor, recomponerse en esas partes donde mi mirada no llega. El cuerpo es pura magia: se rompe, se abre, se corta, se cose, se mutila y él se cierra, con paciencia de oso, se recompone, se vuelve a construir con lo que tiene, con lo que le han dejado y continúa. Pura cabezonería vital: la vida prevalece, pensará él en su universo de células, tejidos blandos y huesos innombrables.

Escuché decir a una científica en una entrevista, que el silencio de la Antártida era inenarrable, completamente distinto a ninguna sensación que ella hubiese experimentado antes. A mí se me ocurre que, extasiada por ese milagro blanco de la naturaleza, no cayó en la cuenta de que el silencio de un mundo tan descomunal es solo comparable al silencio de algo tan minúsculo como un cuerpo.


Si agudizas el oído y consigues acallar el enorme ruido exterior: la cantinela sin sentido de los que no tienen nada que decir pero no paran de hablar, el bullicio, el alboroto, la gresca constante, el barullo de desigualdad, el jaleo de improperios y falsedades, la algarabía de mentiras y manipulaciones. Si logras eso, escucha, porque el cuerpo calla solo con matices.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Me estoy haciendo mayor

(Hoy me apetece recuperar este texto que escribí hace unos años, porque el paso del tiempo se me sigue antojando confuso y extraño. Hoy, como ayer, sufro de perplejidad respecto al reloj vital y me asombra que el mundo no se pare por ello.Otra causa no invisible, pero sí con la que sufrimos de ceguera ¿voluntaria?)   Cuando vas de compras y los tacones te parecen demasiado altos y la letra de los libros demasiado pequeña, no hay duda, te estás haciendo mayor. En nuestra sociedad mantenemos una lucha infructuosa   y constante contra el paso del tiempo que afecta, especialmente, a las mujeres. Resulta perverso el uso de los programas informáticos que modifican el cuerpo de las modelos y la manera en la que nos bombardean con imágenes completamente irreales y tallas imposibles de alcanzar. La vida pasa a convertirse en un lugar cómodo y cálido  solo cuando comprendes que vives una evolución en horizontal donde tú eres tu único reto; lo más parecido a quitarte lo...

De olvidadas a invisibles

Foto ArtSpark Pixabay ( null ) El nombre de mi blog hasta ahora, Causas Olvidadas , me hacía pensar en un resquicio de esperanza, un lugar de calma, en una posibilidad de traer lo que fuese al presente transitando el camino de la memoria.  Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que no siempre se trata de recordar, sino de llevar a la luz, de mostrar, de visibilizar. Mucho tiene que ver con los recorridos vitales, y es innegable que, al andar de los días, nos vamos desdibujando, nos perdemos en no sabemos qué ni sabemos cómo, pero ocurre.  A ojos de otros cruzamos el umbral de la transparencia, nos hacemos invisibles y quedamos perdidas sin comprender bien qué sucede ni cómo interpretar ese momento, y mucho menos, cómo avanzar.  Foto pixabay Filisofik Si eres de las personas a las que les gusta guardar y rodearse de sus tesoros, y ahora mismo te vas a la estantería y revisas los títulos, miras la ropa de tu armario, los discos que compraste... todo, absolutamente to...

Soy de mentira

Hay días en los que al levantarte de la cama, sientes que pones tus pies sobre gelatina. Todo es inestable,   inseguro, difuso. La realidad se vuelve viscosa, de líneas poco firmes y tú, que aún eres de verdad, te peleas en un   mundo de realidades intangibles. Quizá se sintiese así Sancho cuando acompañaba a don Quijote en algunas de sus aventuras, pero yo   no tengo caballero   loco que me convenza del ataque de los gigantes. Hoy estaría bien dejar la cordura a un lado pero me atrapa y miro mis brazos y no son de verdad y miro mi rostro en el espejo y no es de verdad. No estoy en mi cuerpo pero  soy de verdad. Todo lo demás es mentira. A pesar de sentirme como un pez que se pelea por vivir con normalidad fuera de su tanque de agua, elijo seguir. Me dirijo a mi ducha de mentira, me enjabono este cuerpo ajeno   con lentitud, intentando encontrarme en los pliegues, las curvas, los huecos pero no, no estoy.   Trato con mimo este espacio en el qu...