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Te veo

Estamos cargados de prejuicios, de puntos de vista que nos limitan, de privilegios que no valoramos hasta que, por alguna jugada del azar, nos colocan al otro lado y, ay, entonces sí, nos damos cuenta de lo calentito que estábamos y del frío que hace fuera de esa construcción completamente artificial que creemos que es la única. La vida se hace muy difícil sin la protección del sistema, si no ocupas el lugar de privilegio que te otorga algo más grande que tú, a lo que nos plegamos sin pensar demasiado, sin darle vueltas. El orden de las cosas nos beneficia en este lado del mundo. Ver otras realidades, aceptar que sí que hay vidas muy incómodas cerca y lejos de nosotr@s, aceptar que si no somos parte de la solución, sin duda alguna, es porque somos parte del problema.  Reclamamos "normalidad", o sea, estar en la norma, porque sabemos perfectamente que es el único sitio que nos da acceso a oportunidades, a avanzar, a mejorar, a elegir. Pero la norma, en su pro...

La gente hace la cultura

La cultura no hace a la gente. La gente hace la cultura. Si es verdad que no forma parte de nuestra cultura el hecho de que las mujeres sean seres humanos de pleno derecho, entonces podemos y debemos cambiar nuestra cultura.                                                           Todos deberíamos ser feministas, Chimamanda Ngozi Adichie

Un aullido en mi interior

Me abrazo a la almohada. Pido, aunque ya sé que no me será concedida, una noche tranquila. Tengo un aullido en mi interior, normalmente, durante el día, me deja tranquila, peor por la noche, cuando me tumbo en la cama e intento dormir, él se despierta y empieza a merodear como un gato furioso, me araña el pecho, me crispa la mandíbula, me golpea las sienes. Para calmarlo, a veces abro la boca y finjo gritar en silencio, pero no logro engañarlo, sigue ahí, enloquecido, intentando romperme. El amanecer, los niños, el pudor y los quehaceres cotidianos lo enmudecen y amansan durante unas horas, pero luego, al caer la noche y quedarme sola, llega puntualmente a nuestra cita. Cierro los ojos con fuerza. Los abro. Aquí está de nuevo. Fragmento de También esto pasará de Milena Busquets, editorial Anagrama. 

Las enfermedades misteriosas de las mujeres

Las mujeres padecemos enfermedades misteriosas, enfermedades que se colocan en el límite de lo psiquiátrico y lo muscular, a través de lo neurológico, porque somos más sensibles al ruido, a la deformación, y nos resistimos a las inercias de nuestra forma de vida. Sin darnos cuenta, nos resistimos al neoliberalismo somatizándolo y nuestras somatizaciones se transforman en un interesado misterio de la ciencia. Los trastornos del sueño, la rigidez de los huesos y los músculos, la falta de apetito sexual, la inflamación de la vulva, la ansiedad, la depresión, la hipersensibilidad en ciertos puntos del cuerpo incapacitan a Chari para hacer muchas cosas. Fragmento de Clavícula, Marta Sanz. Editorial Anagrama, 2017.

Una vida cualquiera IV (Relato)

María nos acompañó en el sur  Comeremos tarde para aprovechar la mañana. Después iré a la biblioteca, a ver si encuentro los datos que necesito para perfilar las escenas finales de la novela y cerrar, por fin, el proyecto. Aprovecharé para dar un largo paseo, aunque sea por la ciudad.  Lisboa está preciosa en esta época, ya va refrescando y da gusto caminar por sus calles, donde no hay tiempo definido, donde lo viejo y lo nuevo se mezcla sin estridencias. Ya no quedan tantos turistas y todo vuelve a tener ese sabor solo reservado a los viajeros que se quedan más tiempo o a los que convierten cada rincón en suyo. Jorge también vendrá. Anoche decidimos dejarnos la tarde para esto: biblioteca y paseo por la ciudad. Qué fácil resulta hacer planes, apenas tardamos unos minutos en organizar la agenda y siempre terminamos entre risas con un “qué facilones somos”. Como él dice: “si no es fácil, no vale la pena”. Resulta irónico pensarlo ahora. Fácil, fácil no ha sido,...

Una vida cualquiera III (Relato)

Ana quedó en llamarme hoy sin falta para ver cómo lo llevaba. Tengo que tener algo hecho. A pesar de nuestra amistad, se toma su trabajo de agente muy en serio. Casi me siento como una niña que no ha hecho los deberes si me pilla sin las tareas terminadas. En otra vida tuvo que ser profesora, de esas con gafas de montura gruesa y vestidos tipo bata que se atan a la cintura, de las que obligan a los niños a rezar el padre nuestro antes de volver a casa. Seguro que me hubiese dado miedo… ¡Ya me lo da ahora!  Querían sacar el libro en Francia para Navidad ¡Qué alegría! Si al final se cierra el acuerdo, París será nuestro próximo destino. Tiro porque me toca y cuento veinte: París. Si es así, repetiremos estrategia: primero compromisos en la capital y luego unos meses recorriendo el país, antes de instalarnos. Jose dijo que se sumaría a la “excursión francesa” y Max que vendría a casa cuando estuviésemos instalados en París.  Fíjate, “casa”, nuestra casa en un paí...