Un momento perfecto

  Se dice que todo el mundo tiene un momento perfecto de vez en cuando, una experiencia de paz y conexión total, como al mirar desde la punta de la torre Eiffel o al observar una estrella fugaz en la oscuridad de la noche. Yo no tengo muchos de esos momentos, pero Neil dice que no importa, porque su rareza es lo que los convierte en especiales. El más reciente me llegó un fin de semana del pasado verano, en casa después de una comida. Estábamos sentados juntos en la sala de estar, sintiéndonos llenos y felices. De repente experimenté una especie de olvido de mí mismo, y en ese breve y resplandeciente momento toda mi ansiedad y torpeza pareció desaparecer. Me volví hacia Neil; le pregunté si había sentido la misma sensación y me dijo que así era.

  Imagino esos momentos como fragmentos o astillas dispersas a lo largo de la vida. Si una persona pudiera recopilarlos y juntarlos, podría disfrutar de una hora o incluso de un día perfecto. Y creo que en esa hora o en ese día se hallaría más cerca del misterio de lo que es ser humano. Sería como tener un atisbo del cielo.                                                                              
                                                  Fragmento de Nacido en un día azul, D. Tammet.

 Nacido en un día azul, Daniel Tammet. Ed. Sirio

Comentarios

  1. Completamente de acuerdo. Hay instantes, y tan breves como eso, en que uno se descubre, no sé, en una situación de perfecto equilibrio, las preocupaciones son objetos aislados y ajenos, fuera de uno, perfectamente controlables, tampoco es que tengas exactamente una alegría o una emoción. Es un estado de paz, de completa justificación de estar aquí ahora. Y con una sensación de proyección, que podría abarcar toda tu existencia. La única nube es la incomprensión de por qué no estamos así siempre.
    En mi caso, la última vez que me sobrevino esa especie de sabiduría seca (sabiduría de nada en concreto, solo sabiduría) fue en la playa.

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    1. La playa tiene algo de primigenio que nos lleva a ese estado. Supongo que no estamos constantemente en él porque de ser así, no nos daríamos cuenta ni de que existe. Son instantes fugaces en los que unx se reconcilia con la existencia y donde todas las preguntas quedan como ecos lejanos que no tienen importancia alguna.

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