Soy de mentira



Hay días en los que al levantarte de la cama, sientes que pones tus pies sobre gelatina. Todo es inestable,  inseguro, difuso. La realidad se vuelve viscosa, de líneas poco firmes y tú, que aún eres de verdad, te peleas en un  mundo de realidades intangibles. Quizá se sintiese así Sancho cuando acompañaba a don Quijote en algunas de sus aventuras, pero yo  no tengo caballero  loco que me convenza del ataque de los gigantes. Hoy estaría bien dejar la cordura a un lado pero me atrapa y miro mis brazos y no son de verdad y miro mi rostro en el espejo y no es de verdad. No estoy en mi cuerpo pero  soy de verdad. Todo lo demás es mentira.

A pesar de sentirme como un pez que se pelea por vivir con normalidad fuera de su tanque de agua, elijo seguir. Me dirijo a mi ducha de mentira, me enjabono este cuerpo ajeno  con lentitud, intentando encontrarme en los pliegues, las curvas, los huecos pero no, no estoy.  Trato con mimo este espacio en el que se supone que debo estar y me acaricio con la toalla, retirando las gotitas y dejando la piel seca y lustrosa. Un armario ajeno, unas ropas irreconocibles, una mujer extraña. Termino de arreglarme y, de repente, me veo, en el fondo del espejo, en el fondo de esos ojos oscuros, me veo. Los ojos no son míos pero estoy ahí, como el isleño que mira el horizonte seco y cree ver el mar. Ahí, en el abismo  de esa mirada me reconozco. El brillo de labios, la sombra de ojos; pinturas de guerra. Necesito fuerza para enfrentarme a todo ese mundo de mentira que hay ahí afuera y me vuelvo guerrera. 

Abro la puerta, me paro, respiro hondo, sujeto el pomo de la puerta como si fuera  la última rama antes de un profundo precipicio.

Me dejo caer.

Quizá luego vuelva a encontrarme conmigo, quizá esté esperándome. 


Fusión, maravillosa escultura de Muñoz Bautista.


Comentarios

  1. Yo creo que nos sentimos así muchos días al despertar, antes de salir al trabajo, pero no lo decimos por conveniencia social. O para que no se nos venga el mundo a nuestros pies.

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  2. En el centro de nosotros hay una raíz profundamente enterrada, y un tronco que crece y nos hace ser nosotros. Alrededor de él juegan al coro nuestras diversas personalidades girando entorno a ese centro que tal vez ni vean ni crean en él por la intensa niebla que lo cubre todo algunas veces, pero ahí está, ...ahí debe estar, ...casi seguro.

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    1. En el fondo, como el que mira a un lado, a lo más hondo de un lago. Hay que ser espeleólogo para encontrarse y tener el valor de bajar a las profundidades.

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    2. "Hablas de mi sin conocerme pero, eso es lo que pienso por lógica al no tenerme para ti, sino, que me tienes para los demás..."
      "El lago no me atrae por su condición de encierro en donde la puerta de salida es el aire y quien me ayuda a subir a él, es el fuego..."
      Te leo y releo y más te conozco cerca de mi, por ello no me es indispensable tu cuerpo unido a tu cara que porta tu alma pero no es porque resultarse necesario o no tu cuerpo, es solo que, por lo que leo, que me interesa tu universo desde la única opción que poseo, esa que resulta del poder sentir al leer tus huellas como símbolos o quizás sea que tus símbolos me descifran como la intención natural de un arqueólogo ante la tumba de una vida que parecía perdida, olvidada y sin riqueza emocional...

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  3. Un texto introspectivo y literario.
    Una manera de formular la pregunta ¿quién soy?

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  4. En una relectura un poco más reposada que la primera, compruebo que la dualidad autenticidad-inautenticidad está muy presente en el texto, por no decir que es el trasfondo filosófico que subyace en él. (Ya se sabe, cada uno arrima el ascua a su sardina.)
    Diríase que la persona/personaje de este texto busca una autenticidad negada o resentida o postergada por el vaivén y el ajetreo de la cotidianidad que todo lo uniformiza e iguala.
    No es un tema baladí. Al revés, casi podría decirse que es uno de los grandes temas de la literatura y la filosofía del siglo XX. Quizás es el ejemplo más célebre de esta tendencia sea Kafka, pero no es el único ni posiblemente el más importante.
    Personalmente me gusta mucho más el tratamiento del tema que hace Camus. "El extranjero" sería un buen ejemplo de esta infructuosa, desasosegante y, en última instancia, dolorosa, búsqueda de la autenticidad en medio de una sociedad que fomenta justamente lo contrario. En el juicio que condena a muerte a Meursault tras su asesinato del árabe en la playa, en un arrebato emocional que en la actualidad se denominaría un "episodio de enajenación mental", tiene mucha más importancia el testimonio de personas que no vieron a Meursault inmutarse por la muerte de su madre y que lo tachan de insensible y frívolo, que el propio crimen cometido en la playa.
    Como en este texto titulado "Soy de mentira", la novela de Camus habla de las hipocresías de una sociedad corrupta y sin valores, o con valores de cartón piedra, en el que es muy difícil alcanzar ese anhelo de autenticidad.
    PD: creo que resulta innecesario decir que me ha gustado mucho.

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